Siempre se había pensado que el sueño era un estado de inactividad, en el que el cerebro dejaba de funcionar, posiblemente con la intención de descansar o recuperarse. Sin embargo, cuando se comenzaron a realizar los primeros registros del electroencefalograma durante el sueño se encontró que, lejos de estar inactivo, el cerebro seguía intensamente activo, por lo menos durante parte del sueño.
Richard Caton (1842-1926),de Liverpool, fue un científico crucial en el descubrimiento de la naturaleza eléctrica del cerebro presentando sus descubrimientos sobre fenómenos bioeléctricos hallados en los cerebros de ratones y monos.
Con ello, sentó las bases para que en 1929 el psiquiatra austriaco Hans Berger comenzara a experimentar con humanos.
Beger colocó unos electrodos sobre la cabeza de un sujeto y descubrió que el cerebro produce campos eléctricos que se pueden registrar. Este registro lo denominó electroencefalograma o EEG.
Cada vez que en el cerebro se activa una neurona se produce un movimiento de cargas eléctricas en su membrana. La actividad continua de millones de neuronas produce campos eléctricos, que se transmiten a través del cráneo y del cuero cabelludo y que se pueden registrar con electrodos colocados en la superficie de la cabeza.
Berger observó que ese campo eléctrico oscilaba, produciendo ondas. Estas ondas las clasificó según su frecuencia en varios tipos, que denominó con las letras griegas beta, alfa, theta y delta. En general, observó que cuanto más activa estaba la corteza, las ondas eran más pequeñas y más rápidas. Cuando un sujeto está despierto, pero en reposo, sin pensar en nada en particular y con los ojos cerrados, aparecen las ondas llamadas alfa, con una frecuencia de 8 a 12 ondas por segundo. Si realiza un esfuerzo mental, por ejemplo una operación aritmética, las ondas alfa son reemplazadas por ondas beta, que son más pequeñas y rápidas. En el sueño lento aparecen ondas theta y delta, que son las más grandes y lentas.
Aquí tenéis una explicación más a fondo del electroencefalograma.
Como el campo de investigación del sueño todavía es relativamente nuevo, los científicos aún tienen que determinar exactamente por qué las personas duermen. Sin embargo, ellos saben que los humanos deben dormir y, de hecho, las personas pueden sobrevivir más tiempo sin comida que sin dormir. Las personas no están solas en esta necesidad tanto mamíferos como reptiles y aves necesitan dormir.